Tartar de remolacha y aguacate

Receta ↓ Ángela Solar

¡Descubre este delicioso y sencillo tartar de remolacha y aguacate! Con su textura crujiente y su sabor agridulce, este tartar es una verdadera explosión de sabores. Además, es muy fácil de preparar en casa y perfecto para sorprender a tus invitados en cualquier ocasión.

Los imprescindibles del tartar

Para componer este plato vas a necesitar unos ingredientes clave para el éxito.

• Remolachas – ¿Mi consejo? Hazte con remolachas frescas y dedica un rato a cocerlas; te aseguro que el sabor es incomparable. Aunque, si el tiempo apremia, las remolachas cocidas te sacarán del apuro sin problema.
• Aguacate – El secreto está en su madurez; busca ese punto en el que al presionar ligeramente ceda un poco. Esa cremosidad hará que cada bocado sea un verdadero placer.
• Cebolla morada – No subestimes su poder; añade ese crujiente y ese toque picantón que despierta el paladar. Es el complemento perfecto en nuestro plato.
• Aliños y especias – Un chorro generoso de aceite de oliva virgen extra, un buen vinagre de Módena, y la justa medida de sal y pimienta negra recién molida, y tendrás un tartar que hablará por sí solo. No tengas miedo de experimentar con las cantidades hasta encontrar tu combinación perfecta.

¡Preparémonos para el éxito!

Antes de lanzarnos a crear este delicioso tartar de remolacha y aguacate, déjame compartir contigo algunos secretos que he aprendido a lo largo de los años. Estos pasos previos son fundamentales para garantizar un resultado perfecto y dejar a tus invitados boquiabiertos.

• Limpieza y cocción – Recuerdo cuando era pequeña y mi abuela me enseñó a cocer remolachas. Ella siempre decía: ¡El sabor de las frescas es incomparable! Y tenía razón. Si tienes tiempo, hazte con remolachas frescas y dedícale un rato a lavarlas y cocerlas. ¡Te aseguro que notarás la diferencia! Pero, si el tiempo apremia, no te preocupes, las remolachas cocidas también te sacarán del apuro.
• Preparación de ingredientes – El secreto de un buen aguacate está en su madurez. Busca ese punto en el que, al presionarlo ligeramente, ceda un poco. Mientras tanto, pica la cebolla morada en trocitos pequeños y reserva. 

¡Ya estamos listos para dar el siguiente paso!

Elaboración del tartar: ¡Manos a la obra!

Por fin ha llegado el momento de ponernos manos a la obra y elaborar nuestro delicioso tartar de remolacha y aguacate. ¿Estás listo?

Lo primero que debes hacer es picar las remolachas y el aguacate en dados pequeños. Si tienes un poco de práctica, puedes intentar cortarlos en dados de 1-2 cm para conseguir una presentación más elegante.

Una vez tengas los ingredientes picados, es hora de mezclarlos con el resto de ingredientes. ¡Este es el paso más divertido! A mí me encanta ver cómo se mezclan los colores y texturas.

Como te decía antes, no tengas miedo de experimentar con las cantidades de aliños y especias. Si te gusta el sabor más ácido, puedes añadir un poco más de vinagre de Módena. Si prefieres un sabor más suave, puedes reducir la cantidad de vinagre y añadir un poco más de aceite de oliva.

¡Ah! Y si te sobra, no te preocupes. Puedes guardarlo en la nevera y utilizarlo al día siguiente como ingrediente de una ensalada o como acompañamiento de un plato principal.

Presentación

¡Ah, la presentación! Esa parte tan importante y a veces subestimada de nuestras creaciones culinarias. Recuerdo cuando preparé este plato por primera vez para mis amigos, ¡les encantó! Pero lo que más me comentaron fue su atractivo visual.

Así que, ¡manos a la obra! Para una presentación atractiva, te recomiendo usar un plato llano y ancho, ideal para mostrar la combinación de colores y texturas de nuestra mezcla. Coloca en el centro del plato y, a continuación, crea capas con cada ingrediente, empezando por la remolacha, seguida del aguacate y, finalmente, la cebolla morada.

Para darle un toque final, espolvorea un poco de perejil picado y una pizca de sal gorda por encima, ¡y listo! No olvides que la presentación también incluye los acompañamientos, así que piensa en algo que combine bien con el tartar, como unas galletas saladas o tostadas de pan integral.